Cómo el uso de Analytics está transformando el fútbol y los deportes

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Es ya sabido que cada vez es mayor el número de empresas u organizaciones que vienen haciendo uso de Analytics en sus estrategias de negocios. Sin embargo, esta tendencia no solamente se ve en los negocios sino también en el ámbito deportivo, pues el uso estratégico de Analytics, desde hace algunos años, ya ha empezado a influir de manera creciente en las tácticas y decisiones de los deportes profesionales, tales como el béisbol y el baloncesto.

Pero si abordamos el ámbito relacionado al fútbol, este nunca ha sido un deporte dependiente, en gran medida, de los análisis para tomar decisiones, tal vez porque tradicionalmente se veía al fútbol como una disciplina deportiva poco adecuada para el enfoque analítico. Para ilustrar esta diferencia con el béisbol, un caso de estudio interesante es el de los Oakland Athletics, un equipo profesional de beisbol de los Estados Unidos, que, a inicios de la década del 2000, comenzó a utilizar un enfoque analítico en sus decisiones, al tomar como base los principios de una disciplina llamada Sabermetrics, la cual hace uso de técnicas estadísticas para analizar los registros del béisbol y hacer determinaciones sobre el rendimiento de cada jugador, así como también de la actividad en el juego, mediante la recopilación y el resumen de los datos relevantes para responder preguntas específicas, por lo cual alguna vez se acuñó a esta disciplina como “la búsqueda de conocimiento objetivo sobre béisbol”. El término se deriva del acrónimo SABR, que significa Society for American Baseball Research, fundada en 1971.

Esta tendencia comenzó cuando Billy Beane, un exjugador de beisbol convertido en ejecutivo, asumió el cargo de gerente general del equipo de los Oakland Athletics en 1997 y luego contrató a Paul DePodesta, un joven estadístico egresado de Harvard, como su asistente. A través del análisis estadístico realizado por Beane y DePodesta en la temporada del año 2002, los Oakland Athletics ganaron 20 juegos seguidos y llegaron a los playoffs de esa temporada. El éxito de los Oakland Athletics alentó a muchos equipos de beisbol, y de otras disciplinas deportivas en todo el mundo, a replicar el modelo promovido por Billy Beane.

Sus enfoques sobre el béisbol pronto obtuvieron reconocimiento mundial cuando Michael Lewis publicó “Moneyball: el arte de ganar un juego injusto” en el año 2003, libro donde detallaba el exitoso uso de esta disciplina llamada Sabermetrics, por parte Beane y DePodesta, y cómo el equipo de béisbol de los Oakland Athletics logró conseguir una ventaja competitiva frente el resto de equipos al evaluar a los jugadores usando un criterio diferente, pues tradicionalmente estos jugadores eran reclutados por aspectos visibles como velocidad, aspecto físico o popularidad, cuando las métricas usadas por los Oaklands Athletics se centraban en conseguir victorias, para lo cual debían conseguir carreras y evitar que su oponente complete carreras. Posteriormente, y debido al éxito de la publicación del libro de Lewis, en el año 2011, se estrenó una película basada en este libro, también llamada “Moneyball”, protagonizada por Brad Pitt y Jonah Hill, la cual se convirtió en un éxito mundial de taquilla e hizo incluso más conocidas las estrategias utilizadas por los Oaklands Atheltics.

De manera específica, las estrategias de Beane y DePodesta se centraron en dos métricas poco relevantes en el mundo del beisbol hasta ese momento: porcentaje en base (OBP, por sus siglas en inglés) o porcentaje de veces que un jugador llega a una base en su turno y porcentaje de slugging (SLG, por sus siglas en inglés) o cuán lejos, en cuanto a cantidad de bases, llega un jugador en su turno. Todo esto fue considerado en un modelo estadístico que determinó que, para tener una gran probabilidad de llegar a los playoffs, debían ganar 95 juegos, con una diferencia positiva de 135 carreras en total durante toda la temporada.

A diferencia del béisbol, siguiendo la sabiduría convencional, el fútbol parecía, aparentemente, imposible de cuantificar, pues gran parte del juego implica mover la pelota de un jugador a otro mientras se espera la oportunidad de crear una situación para anotar. Pero esto se demostró que estaba equivocado cuando Ian Graham, un PhD en Física de la Universidad de Cambridge y Director de Investigación del Liverpool F.C, creó desde cero su propia base de datos para seguir el progreso de más de 100,000 jugadores en todo el mundo, y, de esa manera, poder recomendar cuál de estos jugadores debería adquirir el Liverpool F.C., equipo para el cual todavía trabaja en la actualidad, y, posteriormente, cómo estos nuevos jugadores deberían ser parte de la estrategia del club. Graham realiza este análisis al introducir datos detallados sobre los juegos en sus modelos de decisión y, al contrario de lo que cabría esperar, no mira los juegos de fútbol para crear estos modelos, porque cree que esto contribuye a crear un sesgo negativo para tomar las decisiones adecuadas.

Los resultados de los últimos años del Liverpool F.C. son la evidencia tangible de que las estrategias estaban funcionando, ya que fueron tanto subcampeones (2017-18) como campeones (2018-19) en las últimas dos temporadas de la UEFA Champions League y, sean cuales sean sus resultados futuros, los resultados sobresalientes del Liverpool F.C. ya han comenzado a generar cambios en las formas tradicionales de tomar decisiones en este deporte, no solo en Inglaterra sino más allá. Como resultado, más equipos de fútbol contemplan contratar especialistas en Analytics, sin importar mucho si poseen experiencia en fútbol, para intentar replicar este éxito único.

Adicionalmente, un dato interesante que vale la pena notar es que fue el mismo Ian Graham quien recomendó al Liverpool F.C. adquirir al futbolista egipcio Mohamed Salah en el año 2017, quien en ese momento jugaba en Italia. Ese año, Liverpool F.C. pagó a la A.S. Roma, un club de fútbol italiano, alrededor de USD 40 millones por Salah. Los datos de Graham mostraron que Salah sería un buen partido para el jugador brasileño Roberto Firmino, otro de los delanteros del Liverpool F.C., cuyas estadísticas mostraban que generaba más goles esperados de sus pases que casi cualquier otro jugador en su posición, y, finalmente, esa predicción resultó ser cierta: durante la siguiente temporada 2017-18, Salah convirtió esos goles esperados en reales y al mismo tiempo rompió el récord de la Premier League al anotar 32 veces en una temporada.

Los especialistas en Analytics ahora están registrando datos de miles de acciones durante los juegos y las sesiones de entrenamiento. Pero no se trata tanto de recolectar datos únicamente sino más bien de dar sentido a estos datos. Los clubes de fútbol en la última década han tenido que lidiar con una revolución tecnológica y lo que eso significa es que han comenzado a recopilar muchos datos como base de su estrategia. Los datos deportivos son básicamente una reconstrucción del partido, pero ¿por qué es útil recopilar todos estos datos? La razón principal es tener una manera de contar una historia detallada de cómo se jugó un partido específico y la posibilidad de verlo a través de diferentes lentes, por ejemplo, cuántos pases y disparos se hicieron, también denominados datos de eventos, y, de la misma manera, desde hace poco se ha empezado a recolectar los datos de seguimiento usando chalecos de rastreo GPS portátiles, y que nos permiten ver la actividad detallada de cada jugador a través de puntos que se desplazan por el campo o visualizaciones de mapas de calor, para que sea posible contar la historia detallada de un partido de una mejor manera, ya que todo lo que hace un jugador queda registrado.

El uso de Analytics está impulsando las estrategias de las principales empresas y organizaciones de todo el mundo y, ahora, estos métodos se están aplicando al fútbol y, en general, a muchas otras disciplinas deportivas, ​​desde la sala de juntas hasta la sala de entrenamiento.

Las microbrands y los nuevos modelos de negocio

En la edición del 10 de noviembre de The Economist, leí un artículo interesante acerca de las microbrands, es decir marcas que venden uno o pocos productos o servicios para unos pocos individuos, es decir el más puro ejemplo de segmentación y personalización. Ejemplos de estas microbrands son Casper, un e-commerce de colchones, Warby Parker, un e-commerce de lentes y Dollar Shave Club, un e-commerce de venta de cuchillas de afeitar y artículos de cuidado personal.

A diferencia del pasado donde las grandes empresas fabricaban muchos productos o servicios que iban dirigidos a segmentos muy grandes de mercado y el éxito del negocois estaba determinado por la producción de grandes volúmenes en economías de escala, ahora la diferenciación basada en hábitos y gustos, posible gracias a la analítica de los datos que se generan cuando los usuarios interactúan con la marca a través ya sea del mismo producto o servicio o de los diferentes canales, marca el éxito de los nuevos modelos de negocio que están haciendo temblar a las grandes empresas, a las cuales les queda finalmente transformarse o comprar esas microbrands.

Estas nuevas empresas, que nacen en la forma de startups, tienen características en común: nacen digitales, por lo que es común que su agilidad para cambiar su propuesta de valor o incluso de modelo de negocio, es mucho mayor en comparación a las empresas tradicionales. Además, usan plataformas digitales tanto para brindar directamente su producto o servicio -direct-to-consumer (DTC)- al segmento cuyas necesidades atienden como para recolectar todos los datos posibles sobre las preferencias y experiencias de sus clientes. Finalmente, son parte de la llamada cola larga (long tail) es decir del grupo de pequeñas empresas que son dueñas de segmentos pequeños de fieles clientes, que ven en estas empresas una solución a sus necesidades más específicas.

Por otro lado, imaginemos que hace un par de decadas a alguien se le haya ocurrido fabricar un producto en pequeñas cantidades para una nueva empresa que apunta a un segmento específico de clientes, lo más probable es que no hubiese conseguido a un proveedor que acceda a fabricar pequeñas cantidades de un producto por no ser rentable. Hoy, gracias a los cambios en la manufactura y en el conocimiento que nos brindan los datos, es posible fabricar lo que su segmento de clientes requiere, en pequeñas cantidades, haciendo posible fallar probar rapidamente si algo funciona o no y ya no abarrotarse de inventario, lo cual incrementa el riesgo financiero de una empresa.

Y en el caso de plataformas digitales, Shopify, por ejemplo, brinda una completa solución de e-commerce basada en la nube, es decir sin la complejidad de adquirir y configurar un hosting, por menos de USD 30 al mes. Y en cuanto a publicidad, es posible segmentar por muy pocos dólares y de manera muy específica los avisos, ya sea con Facebook Ads, para perfiles de usuario en esta red social, o con Google Ads, para las palabras claves usadas en las búsquedas.

Actualmente, las grandes marcas tradicionales deben tomar decisiones con respecto a este nuevo tipo de competencia, ya sea adquirir estas microbrands o crear sus propias startups, que compitan con ellas, a través de intraemprendimientos, sin embargo lo que todas deberán hacer es, definitivamente, aprender de ellas.

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Céntrate en lo que no cambiará

Una de los principios básicos de una estrategia empresarial es centrarse en uno o algunos aspectos en los que una empresa debe destacar. Es muy difícil ser realmente bueno en todo, es por eso que es absolutamente necesario concentrarse en lo que una empresa considera significativo no solamente para la misma empresa sino, sobre todo, para sus clientes. Y es justamente trabajo del líder de la empresa, identificar estos aspectos para la creación de la estrategia. Esta premisa va alineada de manera muy cercana a la misión de una empresa. Y es aquí donde quiero enfatizar el significado de misión, pues alguna vez escuché a Marissa Mayer, CEO de Yahoo, indicar que la misión de la empresa era hacer a Yahoo valioso para que los usuarios volvieran todos los días. Y acá la aclaración: una misión no es algo que tus clientes hacen por ti sino algo que la empresa hace por sus clientes.

De manera relacionada a este tema, hace un tiempo tuve la oportunidad de ver una entrevista a Jeff Bezos, CEO de Amazon, llamada: Amazon’s Jeff Bezos: Lessons in Management at I.A., donde tocaba algunos temas interesantes entre los cuales hubo uno que llamó mi atención. Cuando a Bezos le preguntaron acerca de cómo luciría la estrategia de Amazon en 10 años, la respuesta de Bezos, con respecto a su estrategia, fue bastante simple pero a la vez es muy fácil de olvidar para muchas empresas, sobre todo cuando el concepto, a veces erróneo, de innovación muchas veces parece ser el único secreto del éxito de una empresa en la actualidad: adoptar de manera temprana la siguiente gran tecnología para ser el pionero o el jugador disruptivo en una industria, parecería ser el camino correcto hacia el éxito, pero no es necesariamente así.

Debido al ritmo de cambio tan rápido en la actualidad, es muy complicado saber con precisión cuál será la siguiente tecnología que dominará una industria y a veces los atajos producen beneficios a corto plazo: saber qué es lo que va a cambiar en un futuro, ya sea cercano o lejano, es increíblemente difícil. Por ellos, Jeff Bezos realmente no centra su estrategia en lo que va a cambiar, en cambio, se enfoca en aquello que no cambiará. Bezos construyó la estrategia de Amazon alrededor de aquello que sabía, con seguridad, que sería estable a través del tiempo, realizando inversiones de muy largo plazo para asegurar que Amazon fuera el campeón mundial absoluto en esos aspectos. Específicamente, se centró en tres aspectos que, hasta ahora, los clientes siguen queriendo, es decir siguen estables en el tiempo: precios bajos, entregas rápidas y amplia selección. La tecnología siempre va a cambiar a medida que el tiempo pase, por ello basar la estrategia de una empresa, únicamente en ese aspecto, es bastante arriesgado.

Aquí parte de la entrevista a Bezos:

Con frecuencia me pregunto: “¿Qué va a cambiar en los próximos 10 años?” Y esa es una pregunta muy interesante; es muy común. Casi nunca me hago la pregunta: “¿Qué no va a cambiar en los próximos 10 años?” Y les presento que esa segunda pregunta es, de hecho, la más importante de las dos, porque pueden construir una estrategia comercial en torno a las cosas que son estables en el tiempo. En nuestro negocio minorista, sabemos que los clientes quieren precios bajos, y sé que eso será cierto dentro de 10 años. Quieren una entrega rápida; ellos quieren una amplia selección.

Es imposible imaginar un futuro dentro de 10 años donde aparezca un cliente y diga: “Jeff, me encanta Amazon; solo desearía que los precios fueran un poco más altos”. “Amo a Amazon; solo desearía que entregaras un poco más despacio”. Imposible.

Y por eso, el esfuerzo que ponemos en esas cosas, haciendo que todo funcione, sabemos que la energía que ponemos hoy en día todavía pagará dividendos para nuestros clientes dentro de 10 años. Cuando tienes algo que sabes que es cierto, incluso a largo plazo, puedes permitirte poner mucha energía en él.

Para demostrar la consistencia en su visión, en su carta a los accionistas en 1997, Bezos afirmó lo mismo:

It’s All About the Long Term
We believe that a fundamental measure of our success will be the shareholder value we create over the long term. This value will be a direct result of our ability to extend and solidify our current market leadership position.

Por ello, es absolutamente necesario, para crear una estrategia empresarial, identificar aquellos aspectos vitales que caracterizarán la cultura, la personalidad de la empresa, y que será siempre, en un largo plazo, valorado por los clientes, sin importar el paso del tiempo, por ejemplo: servicio al cliente espectacular, rapidez y eficiencia en la distribución, entre otros, para posteriormente centrarse en esos aspectos como base de nuestra estrategia.

PD: La foto es de una charla que di en agosto de 2017 en la PUCP, donde en un momento de mi presentación, como se llega a leer en el ecran, tuve la oportunidad de hablar sobre este punto.

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What unlearning really is

To understand what unlearning is, first we need to explore the definition of learning:

  • The act or experience of one that learns.
  • Knowledge or skill acquired by instruction or study.
  • Modification of a behavioral tendency by experience (such as exposure to conditioning)

From the very definition, the act of learning requires not only obtaining new knowledge, either by studying or by experiencing, but also modifying our future behaviour according to the belief that an specific set of actions will allow us to solve an specific problem or successfully deal with a situation. 

We, humans, do not really learn, instead what we do is to look for a pattern, through trial and error, that can be deemed a good enough solution for a given scenario under our appreciation, which is also called experience. Then, in subsequent situations, we just basically apply the same pattern over and over until we stumble upon a, slightly or completely, different scenario that force us to start looking again for a new pattern to deal with this situation. Here is where the problem comes with what we have previously learned: the approach we take is commonly making the most of our own experience dealing with similar problems we solved in the past. From that knowledge on is where we start looking for a solution, since it would be less efficient to start over from a completely fresh and new approach to a problem that might be solved with a little tweak to our previous experience, because come on, we need optimal times and results, and doing it all over again is not a realistic possibility.

For example, if we are given a challenge to come up with a solution to find a cure to a disease, we might start considering several distinct components for an existing drug or maybe a completely new drug, but maybe the correct approach is not a drug to fight the disease but in preventing that an specific gene in humans reacts to a certain body condition which really causes the disease is manifested. That would represent a totally different schema for fighting diseases that would require to focus not in looking for a cure but rather in data to predict a possible scenario and, consequently, not using physicians to cure diseases but data scientists to predict possible situations and probabilities where the disease is manifested.  

If the example sounds totally out of logic is because our prior learning (physician cure existing disease in human using drug) prevent us from adopting a new frame of mind (data scientist find pattern in data to prevent future disease in human) to deal with a known situation. Today, usage of human data to find patterns to alert us of possible future diseases is more common everyday but without a mindset to leave behind the old -even the current and working- and to make way for the new then there is no possibility yo unlearn.

Unlearning is not about forgetting what we know -because sooner or later we unconsciuosly go back to our old ways- but having the capacity to freely choose a totally different mental model to replace our current one, is being able to look at the things we have known all our life from a totally different perspective to find them different or less logical purposes or reasons, that might even surprise us later.

Finally, both individuals and organizations need to be learning entities but innovation demand unlearning first so that -as stated previously- we can make way for the new.

La lección del aluminio

Estos días me encuentro leyendo nuevamente ¨Abundance¨, el genial libro sobre aprovechamiento de los recursos con innovación de Peter Diamandis y Steven Kotler. No podía dejar de citar, a mi parecer, una de las partes más notables de la obra en donde habla acerca de la lección del aluminio, el metal más abundante en la superficie de la tierra, aunque como elemento químico viene tercero en profusión, después del oxigeno y del silicio.

En esta parte, los autores escriben acerca de como en el año 23 A.C. el emperador romano Tiberio recibe la visita de un orfebre que le presenta un inusual plato metálico, muy brillante y ligero, casi como la plata. Tiberio, no solamente como gran guerrero sino como experto financista cuya riqueza se basaba en la posesión de metales preciosos, sabía del riesgo que representaba el que la gente tenga acceso a un nuevo metal brillante, incluso más raro que el oro. Por ende, en vez de otorgar al orfebre la atención y consideración correspondientes, lo mando decapitar.

Este brillante metal era el aluminio y dicha necia acción del emperador romano, marcó su desaparición hasta principios de el siglo XIV donde era aún incluso lo suficientemente raro como para ser considerado el metal más valioso del mundo. Debido a la alta afinidad del aluminio con el oxigeno, éste nunca aparece en la naturaleza como un metal puro sino que se encuentra fuertemente asociado a óxidos y silicatos en un material parecido a la arcilla llamado bauxita.

Dado que la bauxita está compuesta por 52% de aluminio, separarla del metal era una tarea compleja; sin embargo, entre los años de 1825 y 1845 donde Hans Christian Oersted y Frederick Wohler a través del calentamiento de diversas sustancias químicas, que daba como resultado un residuo de aluminio puro, llegaron a dar con el primer proceso comercial de extracción de aluminio, cuyo precio se redujo en 90% y que incluso así era costoso y relativamente escaso.

No fue sino hasta 1886, donde a través de un proceso denominado electrólisis, descubierto en simultáneo por el químico estadounidense Charles Martin Hall y por el francés Paul Heroult, que todo cambió para siempre. Este proceso, que hacía uso de la electricidad para separar la bauxita del aluminio, permitió que todos en el planeta tengamos acceso a ridículas cantidades de brillante y maleable aluminio a un bajo precio.

El punto de esta tediosa historia, es que la escasez es contextual. A través de la historia, hemos conocido relatos de recursos que alguna vez fueron escasos y hoy son abundantes debido a la innovación, por ejemplo: los equipos celulares. Si imaginamos que tenemos un árbol gigante lleno de frutas y, por mis propios medios, solamente alcanzo a las ramas más bajas, desde mi perspectiva limitada, las frutas son escasas; sin embargo si alguien inventara una escalera, usando este invento, tendría ahora acceso a todas las frutas del árbol y de pronto estaría en un contexto de abundancia, por tal razón la escasez es, principalmente, contextual casi siempre.

En tal sentido, la innovación es el motor de progreso que no solamente ha cambiado el rumbo de la humanidad sino que, si es correctamente aplicada, también puede mejorar de manera sustancial nuestras actividades empresariales y, por ende, nuestras vidas. No caigamos en el letargo de lo repetitivo y lo conformista, apliquemos la innovación.

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